(…) No resulta sencillo acceder a ciertas áreas de Mabella. Hay que callejear mucho para llegar a la casa donde viven Habba y sus compañeras. La noche ya ha tomado esta zona de la ciudad, con nula iluminación artificial, y los caminos son angostos y oscuros, de tierra, llenos de peatones y rodeados de puestos itinerantes de venta de toda clase de artículos que provocan pequeñas pero numerosas aglomeraciones. El cobertizo de las niñas se encuentra en una de las calles más estrechas. Hay que entrar en él en fila india. (…)